Por PortalBerries.com

En un mundo lleno de mensajes y productos compitiendo por atención, las historias siguen siendo lo que más conecta. En la agricultura, tenemos un tesoro narrativo poco aprovechado: la vida detrás del fruto. Porque no es solo una frutilla perfecta, es la historia de la tierra, del esfuerzo humano, de la temporada y de las decisiones que se tomaron día a día para llegar ahí.

¿Qué es el storytelling?

Es el arte de contar historias, en este caso relacionadas con el trabajo agrícola, enfocándose en lo que hay detrás del producto: personas, emociones, desafíos, clima, saberes locales y tecnología aplicada.

Contar estas historias no es solo romántico. Es estratégico.

  • Humaniza tu marca o servicio
  • Genera conexión emocional con clientes
  • Aporta valor a lo que vendes (producto, asesoría, contenido)
  • Te diferencia de la competencia

Hoy, en pleno 2025, las redes sociales no son solo para influencers o marcas grandes. También pueden ser una herramienta poderosa para pequeños y medianos productores. Un productor de frutillas en La Araucanía, por ejemplo, no necesita una gran campaña publicitaria para mostrar su trabajo. Basta con tener un celular, conexión a internet y las ganas de compartir.

¿Cuántas veces hemos visto estados de WhatsApp con mensajes como “Frutillas frescas hoy, directo del campo”, o fotos de las primeras flores de la temporada? Esa es comunicación. Y vale mucho. Detrás de cada una de esas publicaciones hay una historia. Hay trabajo. Hay compromiso. Y lo más importante: hay una oportunidad de conectar. Porque eso es lo que hacen las redes sociales: conectan personas. Y en este caso, conectan productores con clientes, sin intermediarios, sin grandes vueltas.

Mostrar el proceso, compartir lo que pasa día a día en el campo, responder preguntas, tomar pedidos, agradecer… Todo eso construye confianza. Y la confianza, hoy más que nunca, es el mejor fertilizante para cualquier emprendimiento.

No se trata de ser experto en marketing, ni de tener miles de seguidores. Se trata de atreverse a contar lo que se hace, con honestidad, con orgullo, con cercanía. Porque cada frutilla tiene detrás una historia que merece ser contada. Y mientras más se comunique, más se valora.

Al final del día, el trabajo no solo debe hacerse bien, también debe saberse contar. Comunicar no es un lujo, es una necesidad.