Fuente: Red Agrícola

A medida que la radiación solar y los eventos climáticos extremos aumentan, los productores de arándanos en Perú buscan soluciones innovadoras para proteger sus cultivos. En ese contexto, varias empresas están apostando por el uso de coberturas plásticas y mallas, y otras tantas están realizando ensayos para probar su efectividad. En este artículo, el doctor Carlos Castillo, asesor internacional en berries, nos ayuda a entender cuáles son las ventajas y limitaciones de este tipo de tecnología y cuál es el papel que puede cumplir como complemento de prácticas agronómicas que contrarresten el impacto de los rayos UVB.

Los desafíos en el uso de plásticos y mallas en la producción de arándanos

Las coberturas plásticas y mallas pueden ser un complemento muy útil dentro de un programa de protección contra la radiación solar.

“El Perú es un gran invernadero”, dice el doctor Carlos Castillo, asesor internacional en la producción de berries, en referencia a las condiciones climáticas excepcionales que ofrece el país para la producción de frutales. “Cuando uno ve los indicadores de temperatura, humedad relativa, velocidad de viento o precipitaciones, ve que las condiciones del país son muy buenas. Los rangos mínimos de temperatura son de entre 14 y 15°C y los rangos máximos, de entre 32 y 33°C. Otro factor es la luz; hay muy buena calidad de luz. Todo eso es muy importante, porque da estabilidad a los manejos”, explica.

En los últimos años, sin embargo, esas condiciones casi ideales están cambiando. Por un lado, eventos climáticos extremos como El Niño se están haciendo cada vez más frecuentes. Por el otro, la radiación solar está aumentando en muchas partes del mundo y se ha convertido en un factor crítico para la producción agrícola. En Perú, este fenómeno es particularmente relevante debido a la ubicación del país en la franja tropical y a las condiciones desérticas de su costa. Y en cultivos como el de arándanos, si no se toman las medidas adecuadas, el rendimiento y la calidad de la producción podrían verse afectados.

PICOS DE RADIACIÓN EN EL PERÚ

“Cuando se empezaron a plantar arándanos, paltos y otros frutales en el Perú de una forma mucho más intensiva, no había estas condiciones”, dice el doctor Castillo. “Pero desde el año 2017 han empezado a suceder explosiones solares, que han cambiado las condiciones no solo en Perú sino en todo el mundo”.

El asesor explica que tanto en 2017 como el año pasado, la NASA reportó distintas explosiones solares que han provocado picos de radiación UVB, cuyos efectos ya se han sentido en la producción. Indica que los reportes iniciales de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los EE UU (NOAA) señalaban que el pico máximo ocurriría en 2025 y que las condiciones se normalizarían hacia 2028. Pero que las explosiones solares ocurridas el año pasado han obligado a replantear los cálculos y que las nuevas proyecciones indican que la alta radiación continuará hasta el 2035.

Radiación solar
De acuerdo al Dr. Castillo, la radiación UVB se ha convertido en un factor crítico en la producción agrícola.

En comunicación con empresas agrícolas del Proyecto Olmos, a las que asesora, el doctor Castillo confirmó que a inicios de marzo de este año las temperaturas mínima y máxima en esa zona del país fueron seis grados centígrados más altas que en 2024: las mínimas pasaron de entre 17 y 18°C a entre 23 y 24°C, y las máximas, de entre 30 y 31°C a entre 36 y 37°C, y. Asimismo, confirmó que la radiación alcanzó picos de hasta 1.480 watts por metro cuadrado (W/m²). Y que el número de horas/día de radiación por semana ha crecido entre 15 y 20% con respecto al año pasado.

PRÁCTICAS AGRONÓMICAS Y PROTECTORES

En sus labores como asesor, el doctor Castillo recomienda una serie de estrategias agronómicas que ayudan a reducir el impacto de la radiación. La primera es romper el suelo. Usar subsoladoras para romper las capas compactadas del suelo para disgregar el calor y mejorar los niveles de oxigenación. La segunda, proteger el suelo, sobre todo del lado donde pega más la radiación, con mulch. Él cuenta que desde sus primeros ensayos usando subsoladores y mulch de caña logró reducir la temperatura superficial de entre 62 y 58°C a entre 27 y 28°C alrededor de la planta. El crecimiento radicular que se logra con estas prácticas es impactante, dice.

AGROEXPORTADORAS HACEN ENSAYOS CON MALLAS
Agrícola Cerro Prieto, Agrícola Pampa Baja, Mission Produce, Agualima y Agrofutura (Casa Grande) son algunas de las empresas que están realizando ensayos con mallas para proteger sus cultivos de la radiación, según informó el doctor Castillo.

El doctor Castillo también aconseja modificar los tiempos y la frecuencia de riego. “Ni el DPV ni la evapotranspiración (ET) toman en cuenta los índices de radiación. Si quiero regar solo con DPV y ET, no va a servir. Tengo que hacer un perfil de cómo se comporta el porcentaje de humedad volumétrica con el DPV y la ET a diferentes profundidades para poder calcular una lámina de riego real. Mejorando las condiciones de humedad volumétrica, reduciendo la humedad volumétrica en suelo entre un 15 y un 18%, suben los niveles de oxigenación por encima del 25%. Baja la temperatura. Mejora el bulbo de humedad. Y mejoran las condiciones del suelo alrededor de la raíz”, dice.

Estas prácticas agronómicas deben ser complementadas –añade– con un plan de manejo de radiación foliar de 28 semanas en el que se vayan alternando la aplicación de caolines y carbonatos de calcio con las de silicatos (de calcio o de potasio), extractos de Ascophyllum y Ecklonia, resina de pino, ácido glutámico y levaduras. Este plan no solo protege a la planta de la radiación, sino que mejora el sistema radicular, evita la propagación de hongos y la prepara para enfrentar mejor las condiciones de estrés.

Como complemento de este programa de protección que incluye las estrategias agronómicas y la aplicación de protectores solares, el uso de coberturas plásticas y mallas han empezado a jugar un papel cada vez más importante.

UNA ALTERNATIVA DE MEJORA EN LA PRODUCCIÓN

El doctor Carlos Castillo dice que en el mundo los fruticultores están tomando cada vez mayor interés por usar coberturas plásticas y mallas para proteger a sus cultivos de la radiación. “El uso de plásticos y mallas está permitiendo una alternativa de mejora en los manejos Nadie hablaba antes de cubrir la uva, ahora lo están haciendo. Lo hacían antes para regular condiciones de temperatura, pero ahora se han dado cuenta de que también pueden ayudar a reducir el tipo de luz y la intensidad de la luz. Los plásticos y las mallas proporcionan una defensa ante la luz UVB”, dice.

Mallas en producción de arándanos
Una de las ventajas de las mallas es su menor precio: según el Dr. Castillo, pueden costar entre US$ 25.000 y US$ 27.000 por ha.

Tanto las mallas como las coberturas plásticas tienen sus beneficios y sus limitaciones. El asesor especialista en berries explica que, en el caso de las mallas, una de sus principales ventajas es que, de acuerdo a su experiencia, son más efectivas en la disminución de la radiación. “Las mallas tienen mayor capacidad para incluir pigmentos que reducen la radiación de manera más significativa. Una malla te puede llegar a reducir en un 30, un 35% [la radiación UVB], mientras que un plástico te reduce entre un 20 y un 25%”, señala.

Otra ventaja –dice– es que su precio es más asequible: una estructura para malla puede costar entre US$ 25.000 y US$ 27.000 por hectárea, mientras que una estructura para poner plásticos puede llegar a costar unos US$ 35.000 por hectárea. Otra diferencia notable –agrega– es que una cobertura de plástico, de tipo macrotúnel, impone limitaciones a los desplazamientos de vehículos fumigadores y de aplicaciones, lo que obliga a buscar equipos más pequeños, algo que no es necesario en el caso de las mallas.

Instalar coberturas, en forma de macrotúneles, también tiene sus ventajas. El doctor Castillo dice que este tipo de estructuras son más adecuadas para proyectos productivos que comienzan desde cero, en los que se pueda diseñar desde el principio los sistemas de riego y de drenaje y determinar el tamaño de la maquinaria que se usará para hacer las fumigaciones y pulverizaciones.

Una de sus principales virtudes –dice– es que permite controlar la temperatura dentro del espacio cubierto, lo que posibilita que la curva de floración se mantenga constante, se pueda manejar la maduración del fruto y, en consecuencia, adelantar o retrasar la cosecha a voluntad.

“Por ejemplo, puedes retrasar la maduración ventilando, subes el plástico un metro por encima de la horqueta, se reduce la temperatura y eso hace que se detenga la curva de floración. Se puede retrasar la maduración entre 15 días y tres semanas, lo que te puede permitir concentrar la producción en otra ventana”.

El asesor explica que el macrotúnel también permite manejar la humedad relativa, lo que también incide en la floración y maduración. “Al ventilar el túnel, manteniendo una humedad relativa entre el 70 y el 85%, se induce una floración muy buena, y ya después viene el llenado. Manejando la humedad relativa en esos niveles se logra un llenado mucho más rápido”.

EL FACTOR DE LAS LLUVIAS

Las mallas y coberturas también pueden ser una herramienta eficaz para proteger la producción de arándanos de las lluvias, un fenómeno climático que puede afectar la calidad del fruto, la sanidad del cultivo y la productividad. Según el doctor Castillo, en este caso, siendo las dos alternativas muy útiles, las coberturas plásticas ofrecen una protección ligeramente superior, ya que son más efectivas para evitar el impacto directo de las precipitaciones.

“Los plásticos son la mejor cobertura que hay contra la lluvia, dado que evitan el golpe directo de la gota contra la fruta en general. En el caso de las mallas, cuando las gotas chocan en la malla, se disgregan las partículas del agua y estas ya no golpean tanto la fruta. Pero los plásticos ofrecen una cobertura completa”, dice.

Macrotúneles en la producción de arándanos del Gupo Athos
El Grupo Athos fue una de las primeras empresas en usar coberturas plásticas en el país, en su operación de arándanos en Caraz.

Experiencias con plásticos en Perú
• El Grupo Athos fue una de las primeras empresas peruanas en usar coberturas plásticas, en la forma de macrotúneles, en su operación de 400 hectáreas en Caraz. La compañía decidió usar esta tecnología debido a que procura proteger su producción de arándanos de condiciones extremas, entre ellas la lluvia y la radiación, que en la zona puede alcanzar los 1.500 W/m².
• Agrokasa es otra empresa agrícola que ha optado por el uso de coberturas plásticas, en su operación de arándanos en el Fundo Las Mercedes, en Barranca. De acuerdo al doctor Castillo, quien los asesora, la compañía tiene unas 400 ha de arándanos, de las cuales unas 320 ha están bajo cobertura.

Agrega que proteger a la fruta de la lluvia, sobre todo en zonas donde las precipitaciones pueden ser intensas, es clave para evitar la acumulación de humedad sobre la planta y evitar la aparición de hongos patógenos, como la Botrytis cinérea. Asimismo –dice–, las coberturas y mallas ayudan a prevenir el ataque de insectos y plagas, “ya que al disminuir el estrés que causan una mayor temperatura, una mayor humedad relativa y una mayor radiación, la planta refracta menos luz infrarroja, que es la que atrae a los insectos”.

¿Es rentable invertir en este tipo de tecnología en la producción de arándanos? “Lo pondré de esta manera”, dice el doctor Castillo. “Los precios del arándano han estado entre US$7,20/kg y US$7,30/kg. Digamos que tienes un buen nivel de producción, 20 toneladas por hectárea, para poner un número redondo. Si tú pierdes el 35% por radiación, a US$ 7.000 la tonelada, estás hablando de US$ 49.000 de pérdida. Con eso puedes poner la cubierta”.

Recalca, sin embargo, que el uso de las cubiertas debe ser el complemento de un conjunto de prácticas agronómicas que contribuyan, en su conjunto, a la protección del cultivo. “Tanto el plástico como la malla van a reducir el efecto de la temperatura y la acumulación de radiación entre un 30 y un 35%. Entonces, si tienes una radiación de 1.400 W/m², con las coberturas vas a tener una radiación de 982 W/m². Todavía estás por encima de los 750 W/m². Todavía necesitas usar algunos protectores solares para que te ayuden a reducir otro porcentaje, entre 25 y 30%. Con esto bajas unos 270 watts y ya podrías andar por debajo de los 750 W/m². Y si además haces el trabajo de romper el suelo, utilizar mulch, etc., vas a tener una menor temperatura del suelo y menos efectos de la radiación. Tendrás un mejor sistema radicular y una mejora significativa en la producción”.

EFECTOS DE LA RADIACIÓN EN EL CULTIVO
• Inhibición de la generación de tubulinas:
– La radiación impide la formación de tubulinas, proteínas esenciales para la división celular.
– Esto provoca la aparición de frutos haploides.
– La planta aumenta los niveles de etileno para abortar frutos inviables o genera frutos deformes.
• En arándanos:
– Las yemas terminales regresan a ser vegetativas y forman un tallo.
– Las yemas axilares, en lugar de producir cuatro o cinco frutos, solo generan uno.
– Esto reduce significativamente la producción.
 Efectos en el sistema radicular y metabolismo:
• El aumento de temperatura del suelo causa hipoxia en las raíces.
• Las raíces cierran estomas y dejan de transpirar.
• Se genera respiración anaeróbica, lo que hace que la planta:
– Consuma glucosa para producir ATP de manera ineficiente.
– Reduzca la producción de ATP de 36 a solo 2 por molécula de glucosa.
– Entre en una condición de estrés, deteniendo la fotosíntesis y consumiendo sus reservas.
• Daño en la fruta:
– La radiación quema la pulpa, afectando la cutícula y generando heridas cutáneas.
– Esto provoca una maduración desigual.
– Se observa especialmente en cultivos como arándanos, mango y palto.